Residuo cero: ¿Una nueva filosofía de vida?

Cada año los consumidores desperdician millones de toneladas de alimentos. El consumismo omnipresente y la amplia disponibilidad de productos nos han acostumbrado a tenerlo todo al alcance de la mano. Compramos más que antes y ahorramos menos. Al mismo tiempo, nuestras deudas están aumentando, necesitamos cambiar nuestra forma de gastar y una filosofía de desperdicio cero puede ayudarnos.

Desperdiciando recursos preciosos

Muchos de nosotros admitimos que desperdiciamos comida. Parte de esto se debe a compras impulsivas (compramos sin planificar con anticipación) y también preparamos porciones más grandes de las que podemos comer. Los medios y la publicidad nos alientan a comprar más alimentos y productos de los que necesitamos. Desafortunadamente, este comportamiento no sólo es malo para el medio ambiente, sino también para nuestro bolsillo. Nuestro dinero acaba literalmente en la basura.
 

Residuo Cero

Afortunadamente, la concienciación va en aumento y poco a poco vamos adoptando mejores hábitos. La filosofía residuo cero es un estilo de vida en el que intentamos generar la menor cantidad de residuos posible y evitar contaminar el medio ambiente, lo que se puede conseguir principalmente a través de un consumo razonable.

En la práctica, el desperdicio cero se reduce a cinco reglas, las llamadas 5R: rechazar, reducir, reutilizar, reciclar y recuperar:

 


  1. Rechazar: negarse a aceptar artículos que no necesitamos, como bolsas de plástico al hacer la compra o productos en envases desechables.
  2. Reducir: reducir el número de elementos que utilizamos cada día. Limitemos la cantidad de ropa que compramos e intercambiemos la que no necesitamos con amigos o entreguémosla a organizaciones benéficas. ¿Por qué no crear un “armario cápsula” que libere espacio en el armario y al mismo tiempo garantice que tengamos ropa para cada ocasión?
     
  3. Reutilizar: reutilizar elementos de los que normalmente te desharías y comprar artículos de segunda mano (como ropa o libros). Las tiendas de segunda mano están renaciendo y en ellas se pueden encontrar auténticas joyas. Veamos también el potencial de los restos de comida, por ejemplo, hacer sopa con restos de verduras y carne.
  4. Reciclar: reutilizar elementos, en lugar de tirarlos. Por ejemplo, utilizar tarros de mermelada para hacer nuestras propias conservas o guardar cosas, o reutilizar plástico viejo como bolsas de basura.
  5. Recuperar: segregar basura. Se debe permitir que los residuos orgánicos “vuelvan a la naturaleza” mediante un proceso natural de descomposición.

Existe otro principio de desperdicio cero: la reparación. Considera reparar los artículos rotos en lugar de descartarlos rápidamente y tirarlos a la basura. Los fabricantes de equipos electrónicos suelen tener una obligación de dos años para reparar o reemplazar un producto defectuoso. Gracias a esto podemos ahorrar en la compra de un televisor o un ordenador nuevo, y no contribuimos a incrementar la enorme cantidad de residuos eléctricos. Otro consejo es comprar productos de buena calidad, que aunque sean más caros, suelen durar más que los fabricados con materiales baratos y pobres.

¿Qué más podemos hacer para ahorrar dinero?

En lugar de ir a la tienda todos los días, compra una vez a la semana en el supermercado y con una lista preparada previamente, reponiendo sólo productos frescos de forma regular. Resiste a comprar por impulso y a dejarte engañar por promociones que nos alientan a comprar más de lo que necesitamos.

Lleva bolsas reutilizables para hacer la compra y tómate el café en tu propia taza térmica. Utilice el transporte público, la bicicleta o ve andando siempre que sea posible: un billete mensual probablemente sea más barato que comprar combustible y también ayuda al medio ambiente. Alejémonos del agua embotellada y optemos por el agua del grifo; en muchas ciudades, esta agua es tan pura como la embotellada e incluso contiene más minerales.

Los pequeños hábitos diarios no sólo nos ayudan a salvar el medio ambiente, sino también a prevenir el endeudamiento. Si aprendemos a gestionar sabiamente las cosas que nos rodean, ayudaremos a nuestra economía y al planeta. Y si la filosofía del residuo cero nos parece nueva, recordemos que nuestras abuelos actuaban de forma similar, ellos, a menudo obligados por las circunstancias, vivieron según estas pautas. vamos